¿Cómo es la paciencia de Dios?
24 de agosto, 2022 - Pao Balvín
Si tuvieras que definir la paciencia de Dios, ¿qué dirías de ella?
Yo diría que es más grande que cualquier mamá haciendo el desayuno en la mañana para sus hijos mientras todos gritan o cuando estás en el tráfico y tienes que esperar horas sentada, ¿será que algún ejemplo es suficiente para entenderla?
Podría afirmar que no tenía idea de la paciencia de nuestro Dios, hasta que me topé con la explicación de R. C. Sproul en la que menciona que el ingrediente necesario para la fe, la esperanza y el amor es la paciencia, haciendo alusión al pasaje de 1 Corintios 13 donde se menciona que el amor es sufrido, termina la primera parte de su explicación diciendo que esta imperturbable e intolerante paciencia “debe ser”, en teoría, el reflejo del carácter de Dios en los cristianos.
Todavía me sorprende cómo tenemos un Dios que es tan amoroso, lento para airearse y rápido para dar misericordia. Él ha soportado a lo largo de toda la humanidad nuestro comportamiento. Él ha sido muchísimo más paciente con nosotros (recuerda que ha cargado con el pecado de todo el mundo) que lo que nosotros somos con el que tenemos al lado (nuestro hermano más cercano).
Sin embargo, la paciencia de Dios tiene un límite, de hecho el día del juicio será la fecha límite, “El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con equidad.” Salmo 98:9
Por ello me pongo a pensar en el Antiguo Testamento cuando la maldad de la humanidad llegó hasta el cielo y Dios puso un alto cuando Abraham le pide que tenga misericordia de los hombres de Sodoma y Gomorra; entonces Dios tiene paciencia y brinda la oportunidad de buscar solo una persona justa dentro de la ciudad antes de destruirla. Contra todo pronóstico solo vio a Lot y decidió salvarlo siendo siempre paciente y lleno de oportunidades. Su paciencia siguió siendo tan alta que Jesús tuvo que venir para no que no fuéramos condenados; Él es paciente en todo, por ejemplo, nuestra mente es tan frágil y muchas veces somos tan débiles que olvidamos la verdad de Su provisión.
A pesar de todo es importante hacer de tu conocimiento que la paciencia está llena de amor, pero también de justicia. Habrá un día en el que la humanidad tendrá que rendir cuentas porque el límite ha llegado. Como menciona el Salmo 98: habrá un juicio, pero grande es Su misericordia que hoy nos da la oportunidad de ser sal y luz para quienes necesitan escuchar Su verdad.
Al escribir estas notas quiero expresar cuán equivocada estaba respecto a mi percepción sobre lo que era ser una mujer paciente. El Señor me llevó a darme cuenta rápidamente (mi corazón y mi mente no siempre reaccionan así, pero esta ocasión así lo fue) de que la muestra de mi paciencia está relacionada con los frutos de mi vida; mas bien, no puedo decir que soy cristiana si mi vida no da testimonio de ello. Si alguien me hubiese conocido antes de la pandemia, definitivamente sabría cómo era Paola: ¡cero paciencia!, que cualquier cosa que no se lograra en mis tiempos podía ofuscarme.
Mi carácter trajo consecuencias los primeros años de mi matrimonio, probablemente mi esposo es el mejor testigo de lo que hoy les escribo. Pero Dios mostró cuánto daño causaba mi actitud al liderazgo de mi esposo. Aunque pudiera tener la razón bíblica en mi boca, mi testimonio y la intención de mi corazón no estaban llenos de amor. Mi falta de paciencia tenía una raíz más grande: querer tener el control, yo queriendo ser Dios todo el tiempo. Pero, ¿sabes una cosa? Me sorprende cómo es nuestro Dios, para Él no era ajeno mi pecado, ni mi forma de actuar, el Señor trató mi vida con tanto amor que me llevó a reconocer mi actitud miles de veces y así como el pueblo de Israel tristemente dije mil veces no. Pero Él no me iba a dejar y hubo una etapa en mi vida donde necesité dejar muchas cosas para aprender a escuchar, actuar y hablarle con amor a mi esposo.
Al leer la palabra veía con asombro cómo Pablo era el ejemplo mismo de paciencia en medio de todas las cartas que enviaba pues entre cadenas y libre; entre naufragios y viajes; en cada una de ellas muestra esa paciencia que solo proviene de Dios, pues lleno de amor escribía también con firmeza y ternura a los cientos de creyentes que vivían en esa época, tratando de llevar el evangelio.
La paciencia es un fruto que debemos desarrollar, no solamente porque debamos hacerlo hacia otros, sino porque es una característica que nos define como hijos de Dios. No hay opción, debemos hacerlo.
Yo no sé cómo es tu caso, pero yo necesito volver a los pies de mi Señor diariamente y pedirle que me siga mostrando cómo mi vida puede ser evidencia de este atributo. Tenemos la opción de ser un testimonio de Cristo cuando esperamos correctamente y hablamos en amabilidad. Ojo, que aquí no nos están diciendo que guardemos silencio sepulcral cuando es necesario hablar del pecado, sino que lo hagamos llenos del Espíritu y con amabilidad, porque la redención de esa persona puede estar en juego.
Recuerda que al final, quien sigue estando sentado en su trono y tomando el control de todo tiempo y persona es Dios, ¡EL SOBERANO, EL SHADDAI!